Prensa

Un cuadro que inspira un poemario. Unos versos que hacen nacer más pinturas. Dos idiomas que dicen lo mismo sin que haya una traducción exacta de por medio. Un diseño circular que responde al espíritu del trabajo y que lleva al lector a un juego en el que para avanzar es necesario retroceder. Todo eso y mucho más encierra el nuevo trabajo de Ángela Serna.

Angela Serna, Diario de Noticias

La desmesura del círculo es el título de un libro-objeto publicado por Arte Activo, que ayer tuvo un primer contacto con la prensa pero que se encontrará con los lectores que lo deseen el lunes a las 20.00 horas en la sociedad Irrintzi. Todo tiene su explicación, aunque será quien asista el que lo disfrute. Luego llegará el 6 de enero y habrá presentación también en Burdeos, junto al nuevo libro de Florence Vanoli, quien en el de la autora vitoriana hace también de prologuista.

Pero eso ya se producirá. De momento, la obra empieza ahora un nuevo camino, el de encontrarse con el lector. El pasado comenzó en 2006, frente a un cuadro de Claude Abad. Ahí es donde Serna comenzó a darle vueltas al círculo. La escritura fue surgiendo sobre los temas que siempre le interesan, es decir, los que tienen que ver con la propia existencia. A su vez, la escritora fue mandando sus textos al pintor, que también se sintió inspirado. Todo se puede aprovechar.

Sin embargo, a la autora le apareció un problema que no supo resolver. Tenía el fondo y sabía cómo quería la forma pero no qué camino debía buscar para plasmarla. Hasta que hace poco se cruzó en su camino José Julio Arregui, que lo resolvió todo en un momento. Había un programa de ordenador que posibilitaba de manera sencilla lo que Serna quería.

Eso sí, hay otro detalle en la forma que es importante, la obra está escrita en francés y luego adaptada por la propia autora al castellano. Y los dos idiomas están presentes en el libro, cada uno empezando por un lado distinto para encontrarse justo en el medio donde no hay más letras sino, volviendo al principio del círculo, los cuadros de Abad.

"Me interesaba mucho la idea del círculo como vacío, siguiendo las reflexiones de Jorge Oteiza" describe la autora, que a la hora de hablar del resultado final prefiere referirse al término espiral. "Es un trabajo en el que está la esencia, aquello que se desvanece en el momento, que parece que no puedes alcanzar", apunta el editor, Roberto Lastre.

La noticia aparece hoy en Noticias de Álava.

Entrevista a Mikel Alvira, de promoción y con una novela bajo el brazo, Llegará la lluvia (Ttarttalo):

Llega a Pamplona después de una cálida acogida en Durango.

Mikel Alvira

Ha sido una experiencia estupenda. La verdad es que ya con El silencio de las hayas fue muy bien y me sirvió para hacerme un hueco en la Azoka, pero esta vez ha sido impresionante, he estado firmando varios días.

Eso es que tiene lectores fieles.

Pues la verdad es que sí, y estoy muy contento; se me acerca gente, me pregunta, me dice que me lee... A mí esto me enriquece muchísimo, porque yo no me considero un escritor que solo escribe y ya está. Escribo, pero luego aprendo de los lectores.

'Llegará la lluvia' llega después del éxito de 'El silencio de las hayas', ¿siente que se ha puesto el listón muy alto?

El silencio de las hayas me lo ha complicado todo mucho. De hecho, Cuarenta días de mayo, que fue posterior y en el que trabajaba otro registro más cercano a la novela negra, ha funcionado fenomenal, pero no ha impedido que la gente me preguntara por El silencio... Sin embargo, estoy convencido de que Llegará la lluvia supera el listón. Es un libro con el que estoy muy contento.

¿Por qué?, ¿en qué se ha superado como escritor?

Suelo decir que El silencio de las hayas lo escribí cuando bordeaba los 40 y Llegará la lluvia, ya con canas. Han pasado tres años y creo que se me nota más poso. Sin duda, siento que he crecido como escritor. Por un lado, los lectores me han hecho crecer, aprender y madurar y, por otro, mi editora de Ttarttalo me ha ayudado un montón. Tengo una fe ciega en ella, al fin y al cabo, esto es un trabajo en equipo de escritores, editores, libreros, medios de comunicación, lectores... Si todo eso, un libro no tiene sentido.

Más información en Diario de Navarra.

En el día de ayer, 26 de octubre de 2011, dos miembros de la Asociación abrieron las páginas de cultura de El Diario Vasco. Fueron, por este orden, Pedro Ugarte y Luisa Etxenike, que hablaban de sus dos novedades literarias, El mundo de los cabezas vacías (Páginas de espuma) y El detective de sonidos (Libros de pizarra). He aquí un extracto de ambas entrevistas y un enlace a las mismas.

Pedro Ugarte:

A pesar de que, tal y como dice uno de sus personajes, «toda crónica, al fin y al cabo, es una mentira, una cadena de inexactitudes, extrapolaciones, desaciertos y tergiversaciones cuyas verdadera dimensión nunca conocen los lectores, pero sí sus director protagonistas», Pedro Ugarte (Bilbao, 1963) presenta en esta entrevista su último libro de relatos, 'El mundo de los Cabezas Vacías' (Ed. Páginas de la Espuma), mientras prepara la edición en unos meses de 'El mundo del dinero', reciente Premio Logroño de Novela.

- ¿Quiénes son -somos- 'los cabezas vacías?

- Son una especie de secta. Alude a las personas que siempre se refieren a los demás como los 'cabezas vacías'. Se trata de la gente que critica la realidad por sistema pero luego no hace nada operativo por cambiarla. Claro, todos los demás son unos ineptos. Lo que pasa es que el personaje del relato genera ternura por razones de orden familiar. Leer más.

Luisa Etxenike:

Es una novela negra, pero para transformar los estereotipos del detective, la investigación y la intriga. Es un drama personal de enfrentamiento a recuerdos dolorosos pero tiene «un talante irónico y positivo». Es una novela de iniciación de un joven, pero también un reflejo «de las distintas edades y de cómo no siempre lo joven corresponde a lo más innovador o rompedor». Es un relato en el que internet y las nuevas tecnologías forman parte del paisaje pero no pretende trazar un panorama de la modernidad. E incluso los roles habitualmente asociados a la mujer y el hombre, al joven y al anciano, están intercambiados en muchos sentidos, «como ese hombre que trabaja en un negocio de mercería o la mujer anciana presentada como científica», comenta Luisa Etxenique.

Y, sobre todo, la forma de reconstruir la memoria, se sale de lo habitual: «En un mundo en el que estamos saturados de imágenes, y proliferan los discursos y las declaraciones, me interesaba resaltar la importancia de los sonidos, muchos de ellos cotidianos, en los que no nos fijamos mucho, pero que también forman parte muy importante de nuestra memoria», explica Luisa Etxenike. «Yo suelo fijarme mucho en ellos, incluso grabo los sonidos de la naturaleza, de lo que nos rodea, y quería reflejarlo en la novela». Leer más.

Entrevista a Ascensión Badiola con motivo de la publicación de Cárceles y campos de concentración en Bizkaia aparecida el 24 de octubre en el diario Deia y firmada por I. Gorriti. La foto es de Pablo Viñas:

Ascensión BadiolaBadiola (Bilbao, 1961) se confiesa "pesimista" ante una posible revolución de la memoria histórica que estamos viviendo. A pesar de ello, "seguirá habiendo investigadores que se afanen por aflorar los secretos que se mantienen en los archivos y el producto de ese esfuerzo inmenso será bueno para todos", asevera con optimismo. Es su caso, Ascensión desencarcela en su último libro información oculta de un tiempo en el que las sombras se imponían a las luces.

¿Cuántas cárceles y campos de concentración hubo en Bizkaia entre 1937 y 1940?

Al caer el Ejército vasco, toda Euskadi fue una inmensa cárcel. Los prisioneros llenaron no solamente las cárceles y los campos de concentración que se crearon expresamente sino que se utilizaron escuelas, institutos, conventos, barcos, chalets y todo edificio susceptible de albergar la ingente masa de prisioneros en manos de Franco.

¿Sabe si el número de prisiones fue mayor que en otros territorios?

Esto ocurrió igualmente en toda la geografía franquista, a medida que los sublevados fueron ocupando territorio, por eso es difícil y puede inducir a error hablar de números. El esquema carcelario de entonces no tiene nada que ver con lo que hoy en día entenderíamos por cárcel.

¿Cuáles destacaría y por qué?

Hay que destacar la cárcel de Larrinaga en Bilbao porque se convirtió en el centro de ejecución por excelencia para todos los prisioneros que cayeron en manos de la auditoría de guerra de Bizkaia, sin olvidar los miles de hombres que pasaron sin juicio alguno, a la espera de clasificación, por los campos de concentración de Deusto y de Orduña, creados con ese carácter por la Inspección de Campos de Concentración, al igual que el de Murgia, en Araba, y el de Irun, en Gipuzkoa.

Aunque el título cita Bizkaia, su primera intención era incidir en las prisiones de Bilbao, ¿le gustaría investigar más a fondo otras como las de mujeres de Durango o Amorebieta o los centros de Gernika?

Sí, claro que me gustaría, el problema fundamental es que ha pasado demasiado tiempo y la documentación se ha perdido. Tampoco es fácil encontrar testimonios orales porque la gente que vivió aquella tragedia es ya muy mayor.

Hablando de mujeres, el trabajo de investigación incluye los nombres de más de 9.000 personas represaliadas por el franquismo. ¿Sabe cuántas de ellas fueron mujeres?

Los anexos del libro hacen referencia a 9.000 nombres entre fusilados, encarcelados y concentrados en campos, de los cuáles solo aparecen 19 mujeres fusiladas en Bilbao en ese periodo. Los demás son todos hombres porque estamos hablando de prisioneros que estuvieron en el frente. Debería puntualizar que estos 9.000 nombres apenas son una pequeña muestra del total de personas privadas de libertad, ello sin contar desterrados, sancionados, incautados, etc.

Entrevista a Francisco Javier Irazoki realizada por Chus Sanesteban Iglesias para la revista cultural de Internet Culturamas:

 

No piensen que sólo los ojos pueden ver.

Mirad los ojos de agua, los manantiales de lágrimas de Job que pasean por París.

Poeta sin sombra, escuchador de Hallelujah, soñador de silencios… Francisco Javier Irazoki (Lesaka, 1954) nos muestra cómo rozar la exactitud.

-Su primer poemario se llamaba Árgoma . ¿A dónde nos traslada esta silvestre palabra?

-Sobre todo, al paisaje de mi infancia y adolescencia. Crecí rodeado de praderas, helechales y arboledas. Abundaba esa planta espinosa de flores amarillas. Mis primeros años fueron especialmente luminosos, pero los paisajes exuberantes no son liberadores en todas las etapas de una persona. Aquella plenitud verde se volvió opresiva. En mi juventud, cuando escribí el primer libro de poemas, identificaba las árgomas con algunas preguntas sin respuesta.

-“Escuchamos” Notas del camino . ¿Cuál es el camino?

-El libro fue el resultado de una colaboración con el fotógrafo segoviano Antonio Arenal, a quien le debo varias enseñanzas. En su masía de Tarragona todos los objetos son de gran belleza, pero la armonía debe estar al servicio de la utilidad. Esa relación de Antonio Arenal con sus objetos me ha abierto un camino poético. La eufonía, el cuidado musical en los versos o en la prosa y el amor al idioma me importan mucho, pero son únicamente ornamentos si no contienen una vivencia sincera, la duda, una reflexión.

-¿Somos los hombres intermitentes?

-Sí, en “Los hombres intermitentes”, poema en prosa que da título genérico al libro plublicado por Hiperión, describo cómo nos volvemos invisibles cuando falla la experiencia amorosa. Conocí esa desaparición y regresé a la visibilidad con un nuevo amor.

-De Los hombres intermitentes han dicho: “Me recuerdan sus textos a los poemas de Julio Cortázar.” ¿Un elogio?

-Desde luego. He disfrutado tanto con las páginas de Julio Cortázar… En especial con sus cuentos. Cuando viajo en el metro todavía me sigue viniendo a la mente el relato “Manuscrito hallado en un bolsillo”. Inolvidable la destreza con que evita la linealidad temporal.