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Llenad la Tierra, Juan Carlos MárquezComentario sobre el último libro de relatos de Juan Carlos Márquez, Llenad la Tierra (finalista del premio Euskadi 2011) en el blog El placer de la lectura:

Este libro viajó a Panamá y al ver el nombre de su autor un amigo escritor me dijo: me han dicho que hay que leerlo, que es de los mejores del momento. Y yo lo hice y mi sensación es que llevo tiempo perdiéndome algo. Juan Carlos Márquez (Bilbao, 1967) es una voz que no había escuchado y he de confesar que con este “Llenad la tierra (Menoscuarto, 2010) ha conseguido un nuevo lector.
Márquez sencillamente consigue que sus historias se pueblen de profundidad. Nos son los típicos cuentos de lectura rápida en el metro en el avión. Se van posando en el fondo de la conciencia, van compactándose para hacerse difíciles de dejar. Son en su atmósfera y su fondo grandes construcciones literarias con vocación de permanencia.

Hay tres cuentos que para mí son los mejores de este excelente libro y que, en las circunstancias que han acompañado la lectura del mismo, los convierte en crónica de mi vida en estos tiempos.

El primero, sin orden ninguno, es el orden integral que es la más perfecta narración sobre las consecuencias cósmicas de faltar a “los principios de la fila”, de “guardar la vez”, de la “cola del supermercado”. Un cuento breve que produce en el lector la vieja sensación de sentirse narrado de ser parte de lo que lee. Para mí, que me vi envuelto en un altercado de fila por faltar a sus principios me hizo salir del supermercado con una sonrisilla cómplice con Juan Carlos Márquez y su cuento en el fondo de la memoria.
Después está “El corazón de mi padre” una maravilla de cuento que combina lo fantástico con lo cotidiano, muy en la línea de “La Metamorfosis” de Kafka y de un cuento de Matías Candeira, “El extraño” (por citar a algún escritor cercano) que extraen de este binomio una profunda reflexión sobre la vida.

Pero el que definitivamente es mi favorito de “Llenad la Tierra” es “Papá, mírame, un cuento cargado de las inseguridades que habitan en todo padre. La historia transcurre entre la vigilia y el sueño, donde la obsesión por la seguridad del hijo crece por momentos. La familia vive en un piso alto y con terraza. Las posibilidades de un accidente pueblan la mente del padre. El final, conmovedor y rotundo se los recomiendo leer. Con este cuento Juan Carlos Márquez consigue producir en el lector un vuelco vertiginoso, de esos que te llevas para siempre como parte de tu bagaje vital.

Ha conseguido la Literatura y la Literatura practicada por Juan Carlos Márquez ensartar una serie de grandes historias con personajes cotidianos, salpicados de la magia de la realidad y teñido con los luminosos grises de la realidad.

Cuentos que nos acercan por el texto a unas poderosas reflexiones sobre lo que implica formar parte de esta locura que llamamos sociedad, vía la familia, ese núcleo cada vez más disperso y renovado que la sustenta.

Para los que no conocíamos a Juan Carlos Márquez esta es una muy buena oportunidad de buscar el resto de su obra. Para sus incondicionales lectores un motivo de fiesta y una confirmación, eso me dicen, de la grandeza literaria de este brillante escritor.

Pedro Crenes

Reseña aparecida el 2 de septiembre en 'El Cultural' de El Mundo del último libro de relatos de Juan Carlos Márquez, Llenad la Tierra (Menoscuarto) realizada por Angel Basanta:

"Con tres libros de relatos en su haber Juan Carlos Márquez (Bilbao, 1967), seleccionado en las dos mejores antologías del género en la actualidad (de Valls y Neuman), es uno de los valores más sólidos en la promoción que viene tomando el relevo en la buena marcha del cuento español en el siglo XXI. En Llenad la tierra, título del Génesis, ha reunido 23 cuentos protagonizados por una variopinta fauna de personajes que van desde los más excéntricos hasta los más comunes en situaciones cambiantes y con actitudes diferentes, estrafalarias casi siempre, tomadas de una realidad observada en escorzo, distorsionada por medio de la hipérbole, el misterio, el horror y el humor absurdo hasta llegar a visiones irracionales y surrealistas.

Los cuentos tienen una extensión muy desigual y también sus estrategias narrativas resultan muy variadas. Hay cuentos de naturaleza realista y composición clásica, como “Belgrado 1976”, sobre las tensiones y conflictos entre los miembros de la selección alemana (con nombres de futbolistas bien conocidos) durante su concentración en vísperas de aquella final. En otros el realismo se vuelve crudo, como sucede en el final cortazariano que aguarda al asesino de “Llegado el momento”, e incluso se llega al realismo sucio en la macabra degradación humana del marginado que en “Restos” se alimenta de lo tirado en los contenedores de un hospital. Pero a veces el realismo se complace más en lo cotidiano, adoptando una mirada original y lúdica sobre la peripecia vivida por una “Mujer desfallecida” y en los vencidos de la vida que se arrastran por los mostradores de los bares en “Subterfugios”.

Algunos relatos son fantásticos, no tanto por desarrollar invenciones ajenas a la realidad sino por distorsiones de la misma gracias a la metalepsis, el paso de un elemento real a otro plano distinto del que le corresponde. Así ocurre en “El corazón de mi padre”, donde se consideran las transformaciones operadas en la familia a causa de las mutaciones producidas en el corazón del progenitor. En otros, la fantasía se une con el humor y el disparate, como en “La meteorología”: los apuros de un hombre para recuperar a su familia empeñada. En situaciones así es un acierto expresivo que la prosa se nutra de una adjetivación tan disparatada como acorde con la peripecia: “el cielo se va volviendo biodegradable, cetáceo, pluscuamperfecto y granujoso como el interior de una granada” (p. 107).

Hay cuatro relatos dialogados, cinco si incluimos “Sopla”. Entre ellos se cuentan algunos de los mejores, desde “Mamá recitando a Neruda” hasta el “El orden integral”. Son muy pocos los descuidos y no enturbian el alto mérito literario de una larga docena de cuentos.

Comentario aparecido en la edición vasca de El País y escrito por Eva Larrauri con motivo de la publicación de la nueva novela de Juan Infante, Quince millones.

"El abogado Juan Infante vuelve a mezclar las calles de Bilbao con el género negro en su cuarta novela, Quince millones (Hiria). Los personajes de los policías Puchades y Fabretti se ven otra vez implicados en la historia del atraco a un furgón del Banco de España. El escritor y periodista Álex Oviedo destacó ayer en la presentación que Infante ha construido su obra con las pautas del cine negro americano. En la fotografía, Infante posa rodeado de ejemplares de Quince millones."

Juan Infante

María de MaeztuEncuentro poético en Estella dedicado a María de Maeztu. Participó en él nuestra compañera Fátima Frutos. La noticia aparecía ayer en el Diario de Navarra:

"Soy feminista. Me avergonzaría de no serlo porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona en la obra total de la cultura". En 1925 María de Maeztu y Whitney pronunció estas palabras que hoy suenan adelantadas a su tiempo, pero que entonces lo eran aún más. Mujer en una familia con otros miembros ilustres, Ramiro y Gustavo de Maeztu, la percepción de su figura quedó empañada por la fama de sus hermanos.

Para llenar este hueco de la memoria colectiva de Estella el Área de Igualdad y Mujer del Ayuntamiento de Estella y la Asamblea de Mujeres organizaron ayer un homenaje a una mujer cuyo mérito profesional más reconocido fue su aportación a la pedagogía. Sin embargo, la ciudad tiene hacia ella un motivo más concreto y cercano para el agradecimiento: el haber sido la artífice de que los cuadros del pintor pertenezcan hoy a Estella

Cuatro poetas y escritoras navarras, Maite Pérez Larumbe, Marina Aoiz, Fátima Frutos y Carmen Puerta, brindaron al público una obra personal dedicada a María de Maeztu. Semblanzas, versos y composiciones que desvelaron el carácter de una mujer singular que eligió Estella como el lugar donde se afincarían su hermano Gustavo y su madre Juana.

 

Algo ha quedado claro

Elena Moreno en El Correo del 27 de julio de 2012.