'El vigilante del fiordo' en Babelia
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Reseña del último libro de Fernando Aramburu en Babelia de la mano de Lluis Satorras, quien define El vigilante del fiordo como "el nuevo y extraordinario libro de cuentos" del escritor donostiarra "en el que el terrorismo aflora una vez más en un contraste entre vida y tragedia"
"Empujado por la tragedia del terrorismo etarra, Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) escribió un libro de relatos, Los peces de la amargura, donde quedaba reflejada la miseria moral de los asesinos y sus cómplices y el sufrimiento de sus víctimas. Si éste resultaba un libro extraordinario, el nuevo volumen de cuentos que se publica ahora es aún, si cabe, mejor. El vigilante del fiordo, un título que sugiere románticas lejanías y una espectacular (y muy alarmante) foto de portada componen la presentación externa. El texto del libro, unificado tanto por el estilo como por los temas (el terrorismo aflora una vez más), sigue con mimo y curiosidad a unos personajes que aparecen como sorprendidos sin querer por el narrador, el cual los acompaña en un momento peculiar o indiferenciado de sus vidas y los abandona después para hacerse cargo de otras vidas. Parece como si los personajes de cada historia desaparecieran por iniciativa propia para impedirnos formular cualquier conclusión (excepto, como se verá, en la última página).
Las dos joyas de la colección ocupan el centro del volumen y ambas se refieren al tema del terrorismo. 'Carne rota', destilación de la poética del libro, lo aborda de forma directa, crudamente. Presenta como protagonistas a los que sufrieron los atentados del 11-M. El relato está construido como si fuera una guirnalda en la que cada personaje tiene su momento y su lugar, original y específico, a pesar de estar incluido en un conjunto múltiple. Los detalles, nimios o importantes, nos arrebatan: la música alegre de un móvil que nadie contesta, las chicas que deciden inaugurar la costumbre de abrazarse, el hombre que deja de creer en Dios o la juguetona reacción de una joven cuando un chico de pelo rizado se deja olvidada una mochila debajo del asiento. Cualquier gesto, cualquier palabra forma parte de la cuidada construcción. Aramburu consigue que la vida brille aunque ronde por allí la sangrienta tragedia que el lector va sorbiendo poco a poco. A continuación figura 'El vigilante del fiordo' (el mismo título del libro), un relato introspectivo, casi opuesto al anterior. El centro significativo es la mente del protagonista, un funcionario de prisiones que se siente culpable de las consecuencias que tuvo un atentado terrorista. En un lenguaje elusivo, lleno de aristas y malentendidos, y en un escenario con ribetes fantásticos donde sueño y realidad se confunden e intercambian, Aramburu presenta un contraste parecido al del cuento anterior: la fulgurante belleza del paisaje nórdico (y también la belleza del lenguaje con que se expresa) frente a la oscuridad, la de una mente torturada por un suceso incomprensible y la de las amenazas implícitas en las dos narraciones superpuestas que forman la historia.
Otros cuentos, alejados de la cuestión terrorista, presentan otras inquietudes. 'La mujer que lloraba...' está dedicado a José María Merino y presenta semejanzas con los cuentos de este autor. Se narra un suceso propio de esos "días raros" que caracterizan a Merino, un día prolongado que se torna en obsesión, un suceso semifantástico, insólito, destinado a producir largo efecto en el narrador mientras los otros lo ignoran. 'Lengua cansada' es muy distinto. Cuenta una experiencia iniciática en la voz de un adolescente que pasa unas vacaciones con su padre, un hombre lerdo y brutal. Ambas historias contienen un enigma. En la primera, se le propone al lector. En la segunda, es la vida misteriosa tal como se le presenta al inexperto protagonista. 'Mártir de la jornada' y 'Nardos en la cadera' son historias humorísticas en las que queda insinuada una reivindicación de los ancianos, llevados arriba y abajo por las decisiones arbitrarias que toman los más jóvenes.
Como el libro quiere tener un principio y un final definidos, empieza y termina con dos cuentos complementarios. En el primero, una pareja ya mayor, acosada también por otras cuestiones vitales, huye de la amenaza terrorista, de una posible muerte representada por chicos con gorras. En el último, la huida terminó ya que es el propio narrador quien ha muerto. El único consuelo (también quizás para el lector deseoso de apreciar otros registros) es teñir todo el relato de humor negro. Visto lo que hay, uno da por supuesto que el narrador deseaba la muerte. Y ahí sí, como señalamos al principio, se dicta una conclusión lógica y definitiva: si uno está muerto, ya nada más puede suceder."
Ugarte, Maura y Oviedo leerán sus relatos en Bilbao
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El próximo martes, 7 de junio, a las 20:00 horas, y dentro de los 'Encuentros Culturales del Hogar Leonés' de Bilbao (calle Nueva, 2 - 2º) los escritores Pedro Ugarte, Javier Maura y Alex Oviedo leerán algunos de sus relatos. El acto, enmarcado dentro de 1.101 aniversario de la fundación del Reino de León, será presentado por el escritore José Ramón Blanco. Al finalizar el encuentro se servirá una degustación de productos leoneses.
David Tijero, premio de fotografía
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'Rehabilitar el sistema'
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- Written by Luisa Etxenike
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No resulta difícil suscribir muchas de las reivindicaciones de los jóvenes que ahora mismo se concentran en torno al movimiento del 15-M. Entre otras razones porque en ellas entiendo que subyace no el deseo de suspender, paralizar o destruir el sistema, considerado éste del modo más general, como un conjunto de principios y valores donde pueden reconocerse los argumentos del Estado de Derecho y del Bienestar, de la democracia representativa, y de la convivencia solidaria y cívica. No el deseo de destruir el sistema sino de rehabilitarlo. Y en eso creo que coincide la gente del 15-M con otra mucha gente, yo diría que con la mayoría de los ciudadanos de este país que sienten que nuestra vida política y nuestra democracia (de una manera general y con los matices necesarios, las democracias occidentales) han alcanzado, como aviones que corren por una pista de despegue, el punto de no retorno, es decir, que o se elevan o se destrozan. Creo que elevación es la palabra o la consigna. Una elevación, rehabilitación, recuperación de valores fundamentales -seguramente su enunciado fundacional de liberté, égalité, fraternité siga siendo el más expresivo- que permitan a la ciudadanía refundar la confianza en la cosa pública, esto es, en un proyecto común.
No resulta difícil suscribir, de hecho muchísima gente no ha dejado nunca de suscribirlo, que el ejercicio de la actividad política debe ser más que transparente; que resulta inaceptable la brecha (de ingresos, privilegios, expectativas de vida) abierta en nuestras sociedades entre las élites y los ciudadanos de a pie; que hay que perseguir la corrupción sin distingos ni tregua; que el derecho a una vivienda y a un empleo debe asumirse desde lo público como fundamental y prioritario, que la política debe reconocerlos y reconocerse para ello la capacidad y la responsabilidad de actuar sobre el mercado (la crisis en la que todavía nos hundimos deriva sin duda de la rendición hace ya varios decenios de lo político frente a lo económico); que los servicios públicos deben ser de calidad, que la educación y la sanidad deben marcar el ritmo, el latido del gasto público; que la Administración necesita ser redimensionada; y el sistema financiero regulado y tasado; y la democracia representativa repensada en terrenos nuevos, novedosos, de participación ciudadana.
Entiendo que en esto se resume el espíritu del 15-M, un espíritu insisto que alcanza no sólo a los concentrados en las plazas españolas, sino al sentir mayoritario de nuestra sociedad. Un espíritu que no es antisistema sino al contrario, que confía en el sistema tal y como se enunciaba cuando la política no se había olvidado de sí misma, cuando se hacía fuerte en los valores de la socialdemocracia, cuando no había perdido su alma en el desalmado mundo de los mercados financieros; cuando se apoyaba en el criterio de los ciudadanos, entre otras poderosas razones, porque contribuía a formarlo.
Artículo aparecido en El País.
Seve Calleja, premio Villa de Ermua
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El escritor Seve Calleja ha sido galardonado con el primer premio en el XVII Certamen Literario Villa de Ermua en su modalidad de Narrativa en Castellano. Un jurado formado por Juan Alday, Daniel Domínguez, José Miguel Fernández, Ángela Rabadán e Isabel González decidió que el relato La aflicción de Jonás era el digno merecedor del premio. Os paso el enlace en pdf para que lo podáis leer pinchando en el título.