Lengua de libertad
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- Written by Luisa Etxenike
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Para conocer la valoración que los donostiarras hacían del nuevo Gobierno municipal, Bildu organizó hace pocos meses —al cumplirse 100 días de su llegada al poder— una encuesta ciudadana. No voy a detenerme en sus resultados —que no contienen sorpresas pero sí paradojas como la de que los concejales menos conocidos se encuentren entre los más valorados—, para centrarme en su forma. Porque el texto propuesto a los ciudadanos estaba lleno de faltas de ortografía: universo con b: el verbo haber sin hache varias veces; por no hablar de tantos acentos desaparecidos y de algunas erratas. Ese desastre ortográfico me pareció de tal calibre, que dudé de la autenticidad del documento que me había llegado por correo electrónico. En fin, que no me lo podía ni creer. Pero tuve que rendirme a la evidencia y a la desolación, al acceder a una copia del mismo, desde la página del Ayuntamiento.
Esa incompetencia o descuido ortográficos es, a mi juicio, otro signo iceberg; otra punta emergente de un hielo lingüístico mucho más extenso y profundo, con el que convivimos con excesiva tolerancia y/o resignación, o sin inquietarnos o rebelarnos lo suficiente. Porque aceptamos sin mayor escándalo, como si fuera un fatalismo de los tiempos, la pérdida de léxico, de competencia ortográfica, de ambición sintáctica, no sólo en los más jóvenes, sino en cualquier ámbito relacional y profesional. Y tengo, debajo de los ojos, un reportaje periodístico recientemente publicado, escalofriante para mí no por señalar lo ya sabido: que muchos alumnos vascos tienen mala ortografía, sino por evidenciar lo intuido: que a muchos educadores esa mala escritura no les preocupa mayormente. “La ortografía tiene su peso pero es mucho más importante que el texto sea coherente”, podía leerse en ese reportaje o “lo más importante no es la ortografía sino la expresión (...)”.
Confieso que no comprendo cómo puede ser un texto coherente cuando las palabras no lo son consigo mismas. Ni cómo puede desvincularse el alma de la expresión de su cuerpo. Lo que sí comprendo perfectamente es la relación que la libertad tiene con la lengua; que a mayor vocabulario más matiz, esto es, más singularidad, profundidad y horizonte; y mucho menos encierro en los cuartos sin ventana del trazo grueso, la generalización, el cliché reductores y manipuladores. Que a mayor competencia sintáctica más y mejor capacidad crítica, es decir, más titularidad ciudadana: porque la política, la economía, las dinámicas sociales son también arquitecturas de(l) discurso. Y que la ortografía, porque es el soporte más visible de la lengua, constituye el cimiento de la capacidad y el respeto lingüísticos, sobre el que se construyen más capacidades y respetos personales y ciudadanos. Quitarle a haber la hache es mucho quitar: es aceptar para el presente y sembrar para el futuro mucho menos haber: un patrimonio amputado, encogido, de libertad, capacidad creativa, ambición crítica.
Artículo de Luisa Etxenike en El País
Pedro Tellería en 'Noticias de Álava'
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Hoy, 7 de febrero, a las 19:30 horas se presenta en la Casa del Libro de Bilbao (Urquijo, 9), la primera novela de Pedro Tellería, Un asunto muerto, publicada por Arte Activo. Ayer salía una entrevista en Noticias de Álava firmada por David Mangana. La foto es de Jorge Muñoz.
Cuando se sumerge en la ficción, Pedro lo hace con todas las letras. Incluso su formato de Word asemeja la cuadratura propia de una página de libro, para evocar los efluvios de la edición. Hace siete años, tras firmar en su momento -como es menester evolutivo- esos clásicos relatos post-adolescentes que preceden a todo escritor, decidió zambullirse de lleno en el blanco. "Quería probarme en la narrativa de manera profesional", recuerda, aunque sus primeros pasos los holló en el campo de la prosa poética. "Yo nací a versos".
Tellería viaja al pasado para recordar el germen del proceso. Retrocede como lo hacen los protagonistas de su primera narración, Lozano y Quiroga, un dueto atrapado por las melodías de un flashback, conjugado en presente a través de un juego entre la memoria y los mecanismos psicológicos. Podría haber sido una novela de sus adorados Greene o Le Carre, pero el autor y crítico gasteiztarra asegura que "no quería hacer una obra de suspense, de intriga".
Quería hacer una novela, y su semilla central -cuatro capítulos de los seis finales- surgió de una tacada. Dos años después, un cambio de domicilio y una Semana Santa dibujaron la excusa perfecta para retomarla y comenzar a apuntalar su volumen, ése que ha derivado en una novela corta. O en un cuento largo, como quieran leerlo.
Tras publicar la colección poética de Radiograma 31, Tellería siguió cultivando diversos manuscritos, y también se puso el buzo del oficio con los cimientos de este trabajo. Control de los ritmos, pulido de adjetivos... Hasta los nombres de los protagonistas variaron convirtiéndose en los definitivos Lozano y Quiroga. "Funcionan desde el punto de vista de la eufonía, son palabras llanas, que no rompen". Su propio Tellería hubiera funcionado en este rango de búsqueda sonora.
Se percibe en todo ese proceso una herencia de sus estudios y sus quehaceres. De su formación en Hispánicas y Teoría de la Literatura -también estudió Derecho- y su labor como profesor de Lengua y Literatura -también imparte Latín-. Hay un control exhaustivo de la palabra y su forma, del hilo y la intención. El género, por ejemplo, lo elige de entrada. "Sí, soy muy racional creando, incluso más de lo que me gustaría ser".
No lo es tanto el protagonista de la novela, un redactor del montón que recibe la propuesta de un presunto terrorista: contarle una historia. ¿Pero es el redactor el verdadero protagonista o lo es su interlocutor? ¿O quizás el tercer hombre -tributo a Greene- sobre el que gira todo? "El impulsor de la historia no es el que narra, que se ha convertido en un testigo, en víctima".
Con extensión de novela breve, un género predilecto para Tellería -entre otras cosas, por su proximidad "a la sociología contemporánea"-, el trabajo va desarrollando el tira y afloja entre Lozano y Quiroga. Si se le pregunta por vapores que le sugieran el ambiente que respira el libro, Tellería propone un toque minimalista, posmodernidad -"pero sólo en las formas"-, los trazos visuales de Tarkovsky o unos cuentos recientemente leídos de Stevenson. Pero las referencias de alguien que lee, ve, escucha y dialoga varían constantemente. Mañana podrían ser otras. Mañana, un libro puede ser diferente.
Aquel diálogo inicial del primer esbozo deriva en reflexión a través del macguffin de la intriga. "Quería plantear cuestiones morales y era un buen género para hablar de ello", reconoce. Pero que nadie espere un laberinto policiaco. Lo que subyace es el ir y venir de la balanza entre libertad y pertenencia. Como en el Lazarillo de Tormes -el Tellería profesor vuelve a tomar las riendas-, el quid, lo que reconcome al protagonista, reside en una cuestión: "¿Por qué me cuenta esto?".
Tellería cuenta porque sigue disfrutando metiéndose en la piel de sus personajes, estableciendo metáforas soterradas -últimos días del año, un pantano, una presa...- en los paisajes de la historia, saltando del pasado al presente con la máquina del tiempo que alimenta el carburante de la tinta, de la imaginación. "Cada día me gusta más la ficción".
Es por eso que en verano aprovechará para "rescatar algún manuscrito o bien para crear algo nuevo". Pero, antes, toca disfrutar del nacimiento de Un asunto muerto (Arte Activo), que se mantenía sin presentar formalmente hasta este último párrafo. Un final para un principio. La última página siempre es el comienzo de otra primera.
Presentación de 'Híbridos'
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El poeta Santiago Liberal, en colaboración con la Asociación Artística Vizcaína, presentará el martes siete de febrero, a las siete y media de la tarde su último poemario, Híbridos. El encuentro tendrá lugar en el Centro Cívico La Bolsa (Palacio Jon), situado en la Calle de la Pelota 10 del Casco Viejo bilbaíno. Presentará el acto la rapsoda y poeta Mª Ángeles Pérez Ondiviela. Leerá el prólogo y hablará del libro la también rapsoda y poeta Carmen Martínez. Ambas recitarán poemas del autor. En palabras de Javier Pérez-Ayala, editor de Poesía Eres tú, Híbridos, tercera obra individual de Santiago Liberal, supone un nuevo encuentro con "el amor y desamor, el paso del tiempo y la muerte", a través de poemas líricos de metáforas fáciles de entender para el lector donde Santiago ha dejado parte de su arte poética".
'Muerte dulce' de bolsillo
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Ya está disponible la edición de bolsillo de Muerte dulce, la última novela de Félix G. Modroño. Leyendas ancestrales, mujeres enamoradas y falsas apariencias se enredarán en esta trama que editó Algaida en 2009 y que vuelven a contar como protagonista con Fernando de Zúñiga. En abril, Modroño verá publicada su próxima novela: La ciudad de los ojos grises.