En el día de ayer, 26 de octubre de 2011, dos miembros de la Asociación abrieron las páginas de cultura de El Diario Vasco. Fueron, por este orden, Pedro Ugarte y Luisa Etxenike, que hablaban de sus dos novedades literarias, El mundo de los cabezas vacías (Páginas de espuma) y El detective de sonidos (Libros de pizarra). He aquí un extracto de ambas entrevistas y un enlace a las mismas.
Pedro Ugarte:
A pesar de que, tal y como dice uno de sus personajes, «toda crónica, al fin y al cabo, es una mentira, una cadena de inexactitudes, extrapolaciones, desaciertos y tergiversaciones cuyas verdadera dimensión nunca conocen los lectores, pero sí sus director protagonistas», Pedro Ugarte (Bilbao, 1963) presenta en esta entrevista su último libro de relatos, 'El mundo de los Cabezas Vacías' (Ed. Páginas de la Espuma), mientras prepara la edición en unos meses de 'El mundo del dinero', reciente Premio Logroño de Novela.
- ¿Quiénes son -somos- 'los cabezas vacías?
- Son una especie de secta. Alude a las personas que siempre se refieren a los demás como los 'cabezas vacías'. Se trata de la gente que critica la realidad por sistema pero luego no hace nada operativo por cambiarla. Claro, todos los demás son unos ineptos. Lo que pasa es que el personaje del relato genera ternura por razones de orden familiar. Leer más.
Luisa Etxenike:
Es una novela negra, pero para transformar los estereotipos del detective, la investigación y la intriga. Es un drama personal de enfrentamiento a recuerdos dolorosos pero tiene «un talante irónico y positivo». Es una novela de iniciación de un joven, pero también un reflejo «de las distintas edades y de cómo no siempre lo joven corresponde a lo más innovador o rompedor». Es un relato en el que internet y las nuevas tecnologías forman parte del paisaje pero no pretende trazar un panorama de la modernidad. E incluso los roles habitualmente asociados a la mujer y el hombre, al joven y al anciano, están intercambiados en muchos sentidos, «como ese hombre que trabaja en un negocio de mercería o la mujer anciana presentada como científica», comenta Luisa Etxenique.