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Entrevista a Fátima Frutos en Noticias de Navarra realizada por Ana Oliveira Lizarribar con motivo de la publicación de Andrómeda Encadenada (Alberdania).

Con su segundo poemario, 'Andrómeda encadenada', la poeta donostiarra afincada en Navarra ha dado un importante salto en su carrera poética. Espiritualidad, utopía, ciencia y filosofía se citan en este trabajo por el que este sábado recibirá el prestigioso Premio Kutxa Ciudad de Irun.

Fátima Frutos

¿Cómo surge este poemario?

Siempre me ha interesado mucho la cultura clásica. Estaba leyendo a Esquilo sobre Prometeo y pensé que sería interesante hacer versos con otro mito griego que también tiene que ver con encadenarse y desencadenarse, que es el de Andrómeda. Este mito nos habla de una mujer de una extrema belleza que por envidia de las Nereidas se ve castigada a estar encadenada en un acantilado. Cuando ella está allá pasando penurias, aparece Perseo, le quita las cadenas y ambos viven felices. A partir de esta historia, me pregunté qué le diría a Perseo una mujer del siglo XXI; una mujer que, como Andrómeda, ha pasado muchas fatigas en la vida.

¿Y qué le diría?

Pues me pongo en la piel de Andrómeda y, en un monólogo con un Perseo imaginario, le digo 'muy bien, tú estás enamorado y quieres acompañarme en la vida, pero antes de eso quiero contarte quién soy, de dónde vengo y adónde voy. Es decir, no quiero que iniciemos nada sin explicarte por lo que he pasado, qué he hecho con todo este sufrimiento para sobrevivir y que mi camino es el de una mujer que necesita fortaleza y delicadeza a partes iguales'. Realmente, en este texto desnudo mi alma.

Os paso el enlace del programa 'Capital Cultura' de ETB2 en el que aparece el escritor de la AEE/EIE Miguel González San Martín, autor de los libros Hotel Ucrania, Dos entradas para Wembley o Pobeñeses, con el que obtuvo el Premio Euskadi de Literatura, entre otros.

Reseña sobre el último libro de relatos de Fernando Aramburu, El vigilante del fiordo, aparecida hoy en El Cultural y firmada por Ricardo Senabre.

"Cualquier nueva aportación narrativa de Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) debe ser acogida con el mayor interés, porque se trata de uno de los escritores más notables surgidos entre nosotros en los últimos decenios. El vigilante del fiordo es un conjunto de ocho cuentos, alguno de los cuales prolonga la línea temática de la recopilación anterior, Los peces de la amargura (2006), centrado en historias patéticas o mordaces en torno a los problemas del terrorismo en el País Vasco. Pero los relatos de ahora poseen menor intensidad e inmediatez que aquellos, como si el autor hubiera querido distanciarse deliberadamente de los sucesos, mantenerlos borrosos y elusivos y atender más a las consecuencias psicológicas de la violencia: el miedo irrefrenable, la amargura, la sensación insoportable de culpa, la demencia. Por otra parte, la cohesión temática es aquí más débil que en Los peces de la amargura. Hay, en efecto, un par de cuentos que se apartan demasiado del motivo medular y disuenan en el conjunto: el titulado “La mujer que lloraba en Alonso Martínez” -una historia evasiva no bien resuelta, que oscila entre el verismo y la simbología sin inclinarse en ninguna dirección- y “Lengua cansada”, cuyo mayor interés reside en la adopción de la perspectiva del adolescente narrador y en el manejo sutil de la sugerencia. Por el contrario, las elipsis excesivas dañan “Mártir de la jornada”, necesitado de algunas informaciones que se omiten.

Os paso las referencias aparecidas en The Jerusalem Post y Reuters de la publicación de Andrómeda Encadenada (Alberdania), libro de poemas de Fátima Frutos con el que obtuvo el Premio de Poesía Ciudad de Irún:

"It is abundantly evident that she could have been a truly deserving recipient of the (Nobel) prize, no question," said Fatima Frutos, winner of the 2011 Kutxa Ciudad de Irun Poetry Prize, ahead of an international field of 204.

"The visibility of such women needs to be vindicated, the ones who have been deemed secondary, who have had no recognition but deserve that and so much more."

Frutos also recalls Artemisia Gentileschi, an eminent Italian 17th-Century painter, and Spanish 19th-Century writer Carolina Coronado, who both struggled to achieve recognition in fields then dominated by men.

In addition, she pays homage, amongst others, to Carl von Weizsaecker, a 20th-Century nuclear physicist who later became a philosopher.

"I start out with the anecdotes and build on them with lyricism and poetry, to vindicate them verse by verse," she said. "It's not just about giving visibility to invisible women, but also to 20th-Century geniuses whose work has yet to shake up 21st-century consciences."

The prize-winning volume "Andromeda Encadenada" (Andromeda Enchained) takes its title from the Greek mythological princess who was chained to a rock, but who Frutos sees as an inspirational figure rather than a victim."

Referencia a la exposición de Javier Mina que tiene lugar en la Sala Kutxa Boulevard. Aparece hoy en el Diario Vasco y la firma Teresa Flaño:

La exposición de Javier Mina (Pamplona, 1950) en la Sala Kutxa Boulevard, donde estará hasta el 5 de junio, muestra dos caminos diferentes del trabajo artístico que ha venido realizando en los tres últimos años. De ahí el título de la muestra, 'Suites Friedrich-Macke', en referencia al representante de la pintura romántica alemana del siglo XIX Caspar David Friedrich y al expresionista, también alemán, August Macke (1887-1914). «Hasta que no preparé la exposición no me di cuenta de que había estado trabajando, aunque no de manera consciente, en dos mundos paralelos, siempre basados en el paisaje. Por un lado están las acuarelas que son bastante vitalistas, con mucho color, muy directas. Y por otro las piezas con los objetos encontrados en la playa y en el monte, maderas desgastadas por el tiempo, el mar, la intemperie. que son muy sugerentes".

Cuando decidió exponer uno de los primeros pensamientos que tuvo hacia referencia a la 'Suite Vollard', una serie de grabados que Picasso dedicó a su editor. «Me dio la pista para titular mi exposición. Puede parecer un poco cursi y pretencioso, pero pensé en los dos pintores alemanes. Friedrich por la evocación a ese pintor romántico que siempre introducía una figura humana en medio de un gran paraje, consiguiendo mostrar lo sublime y melancólico de la naturaleza. Pero en lugar de apostar por la inmensidad del paisaje yo lo he llevado a las miniaturas». Son pequeños bosques, con un aire desolado, únicamente poblados por unas diminutas figuras que apenas se ven.«Respecto a las acuarelas, las podría haber situado bajo la advocación de cualquier cosa relacionada con la explosión de color, Gauguin, los fauvistas, pero Macke me atraía más para confluir con Friedrich».