Un festín de festines
- Details
- Written by Mikel Apodaka
- Parent Category: Colaboraciones
Artículo de Javier Mina aparecido en la revista digital Fronterad:
"El maestro de San Isidoro quiso plasmar la omnipotencia de Dios en las pinturas del panteón de la basílica de la capital leonesa. Para dar confianza a los muertos y prepararles para el Más Allá, utilizó los signos del zodiaco -a fin de hacerle dueño y señor del espacio-, y un calendario para hacerle dueño del tiempo. Pues bien, las estampas que representan habitualmente los doce meses del año comienzan con el mes de enero que es Jano y su doble cara -la posterior mirando hacia el año que concluye y la de delante hacia el año por venir-, sólo que el genial maestro que intervino en León se olvida del personaje mítico y recurre a una metáfora más doméstica, la de las puertas -una que se cierra y otra que se abre- para indicar que se entra en el tiempo como se entraría en una sala.
Tras ir relacionando cada mes con las correspondientes faenas agrícolas, el maestro de San Isidoro culmina el curso ascendente del año con un diciembre en el cual se representa al hombre que tan arduamente ha laborado, recogido y criado, sentado a la mesa para comerse el pan, saborear el cerdo y beberse el vino. Esta última viñeta nos indica que el maestro de San Isidoro de León no utilizó la metáfora de las puertas en vano, ya que se entraría en el año para alcanzar la mesa que lo corona como culminación de la vida plena. La comida se situaría, de este modo, como la última recompensa incluso en las alegorías teológicas. Cosa nada extraña, por otra parte, ya que la comida lo impregna todo.
Pablo González de Langarika se une a la AEE/EIE
- Details
- Parent Category: Asociados
Pablo González de Langarika se ha unido a la Asociación de Escritores de Euskadi. Nacido en Bilbao en 1947, es miembro fundador del colectivo Poetas por su pueblo y director, desde 1981, de la revista de poesía Zurgai, decana de las publicaciones literarias vascas y referencia ineludible de la lírica escrita en el País Vasco desde hace tres décadas.
Entre sus libros destacan Canto terrenal, distinguido con el Premio Bahía en 1975, Contra el rito de las sombras (1976), Del corazón y otras ruinas (Premio Alonso de Ercilla del Gobierno Vasco en 1985), Los ojos de la iguana y otros poemas (accésit del Premio Alonso de Ercilla en 1987), Los ónices de Onán (Premio del II Certámen de poesía erótica de los Talleres literarios de La Galleta del Norte en 1989), Cálices de octubre (Accésit del premio Alonso de Ercilla, 1989), La rueda oscura (Premio Imagínate Euskadi en 1992), Endecha de la huella oscura (Premio Imagínate Euskadi en 1994) y 27 sonetos de amor y una canción enajenada (Premio Imagínate Euskadi en 1996).
En 2003 publicó una carpeta, ilustrada por el pintor José Javier Lacalle, titulada Aunque al fondo esté la música; en 2004, un libro en edición numerada titulado La llama amarga en compañía del pintor Fernando Eguidazu; y en octubre de 2009, en colaboración con el fotógrafo Mikel Alonso y el diseñador Paciel Gonzalez, publica La memoria del aire. En 2010 ha publicado Contra el rito de las aves (Colección Zurgai).
Premio Iparraguirre para Óscar Alonso Álvarez
- Details
El relato La alambrada, de Óscar Alonso Álvarez, ha obtenido el Premio Iparraguirre 2010 en su modalidad de Narrativa. Es la tercera ocasión en que el autor bilbaíno obtiene dicho galardón organizado por los Ayuntamientos de Urretxu y de Zumarraga. En euskera fue a parar a Irati Goikoetxea Asurabarrena por la obra titulada Esther. Se presentaron 185 trabajos en castellano y 16 en euskera.
En la modalidad de Poesía el jurado otorgó los premios fueron a parar a la obra Castilloren souvenirrekin jolasean, de Jon Etxabe Garitazelaia, y El rey de corazones, de Iker Amutxastegi Mugurutza, sobre un total de 85 poemas, 10 en euskera y 75 en castellano.
El jurado estuvo formado por Félix Maraña Sánchez, Jon Obeso Ruiz de Gordoa y Carlos Aurtenetxe Marcueta en castellano, y en euskera por José Luis Padrón Plazaola, Patxi Ezkiaga Lasa y Pello Otxoteko Vaquero.
El califa y Tabakalera
- Details
- Written by Luisa Etxenike
- Parent Category: Colaboraciones
Artículo de Luisa Etxenike aparecido el 31 de enero en la edición del País Vasco de El País.
"Cuenta Scherezade en Las mil y una noches que el califa Harún-Al-Raschid paseaba un buen día por los jardines de su palacio cuando contempló una hermosa escena que le conmovió tanto que deseó dedicarle unos versos. Se puso a la tarea, consiguió hilar dos o tres palabras, pero no pudo continuar. Lo volvió a intentar, una vez y otra vez, pero los versos se le resistían. Así que decidió llamar al poeta Abu-Novas. Este se hizo enseguida cargo de la situación y, ante los ojos maravillados de Al-Raschid, compuso allí mismo un bello poema. En el cuento el califa recompensó al poeta, lo que deja suponer que consideró que él también había salido ganando en aquel asunto. Y es fácil estar de acuerdo con eso: en esta historia salen ganando todos y de manera muy particular la poesía, o lo que hoy llamaríamos la cultura. La poesía y la cultura salieron ganando porque no hubo atasco de versos, sino poema.
He empezado alegremente por aquellas noches para acabar más tristemente en nuestros días, en la noticia de una "nueva" propuesta para Tabakalera -me imagino que ya habrá artistas confeccionando, con vistas a alguna obra o instalación futura, el inventario de todo lo que se nos ha dicho que podría encajar en ese lugar-. La nueva propuesta, presentada por el candidato del PNV a la alcaldía de San Sebastián, consiste en ubicar en el subsuelo del edificio de Tabakalera la estación del tren de alta velocidad y la de autobuses. No entraré a valorar esta propuesta, entre otras razones, porque creo que no se puede, que no hay mimbres para ello; que la falta de un proyecto cultural claro y coherente para ese espacio impide determinar ahora mismo qué es, por comparación o en combinación, disparate o acierto. O, por decirlo de otro modo: la ausencia de proyecto condenaría a pronunciarse, en este y en otros casos, más por intuiciones que por argumentos.
Lo que esta propuesta sí indica a las claras, por su irrupción de última hora y por su propio dimensionado, es hasta qué punto Tabakalera está vacía, hasta qué punto su proyecto carece de cimientos culturales (la imagen de una estación de trenes improvisada en su base es en sí misma bastante elocuente), o hasta qué punto lo que llamamos, ya por pura inercia comunicativa y colectiva, su "proyecto" es a estas alturas poco más que un plan de ordenación territorial, que un reparto de huecos. Un reparto además entre instituciones, es decir, político. Y, sin duda, ahí está la clave del asunto: que en nuestro país, cuando de cultura se trata, por lo menos en público, hablan más los califas que los poetas. Asumen el poema los califas y los versos se atascan. Tabakalera necesita, a mi juicio, menos política y más "poesía": una convocatoria internacional abierta a profesionales de la cultura para que aporten proyectos creativos más que realistas, reales y realizables. Y que quien gane ese concurso, tras un debate y una evaluación de expertos, lo dirija."
Una vida digna hasta el final
- Details
- Written by Mikel Apodaka
- Parent Category: Colaboraciones
Colaboración de José Serna Andrés aparecida hoy miércoles 2 de febrero en el periódico Deia
"La abuela observa cómo la jovencita engrosa constantemente su curriculum y le dice muy inquieta: "Oye, jovencita, yo a tu edad ya llevaba varios años trabajando", y la joven, ya mentalizada, le contesta: "No te preocupes, abuela, que cuando yo tenga tu edad todavía seguiré trabajando". Unos quieren trabajar y no pueden, otros no quieren seguir trabajando más años, pero deben, y entre unos y otros conseguimos descafeinar la felicidad en la vida de muchos seres humanos. Ya sabemos que no se trata de la única cuestión que lo condiciona, pero es un aspecto que contribuye. Un sueldo y un trabajo son salud si lo disfrutamos a su debido tiempo, porque si se alarga demasiado el tiempo de espera para conseguirlo, o para dejarlo, nos enferma.
Dicen que jubilación proviene de júbilo y esperanza tiene mucho que ver con espera. Somos muchas las personas que vivimos con júbilo una espera que, dados algunos cantos de sirena, puede convertirse en amargura y desesperación. El trabajo humaniza y dignifica, pero también deshumaniza y embrutece si ha impuesto su propio ritmo a la persona y no ha servido para realizarla, para llevar una vida digna hasta su final. Es curioso que distintos estudiosos de la psicología adaptada a la empresa no se preparan para hacer una vida más llevadera a quienes trabajan en ella, sino para sacar a la persona el jugo, el máximo rendimiento, sin que lo parezca, hasta exprimirlo, que es otra forma de hablar de lo que los antiguos sindicalistas denominaban explotación. El escándalo de suicidios en cadena en determinadas empresas en Francia y en otros lugares es una nefasta carta de presentación para quienes entienden que la persona no es más que un número entre otros.