Bilbao, lluéveme
Mana plomo en tu noche fría.
Seguirás siendo gris hasta bien entrado marzo.
Saco las dos manos y dejo que me lluevas. Se te atragantan el silencio que solo rompen las urgencias, tus calles desoladas, tus barras desiertas y tu Paloma coja.
Bilbao que conoces bien la distancia social, que es la que suman dos paraguas, que sabes de tierra y de sal, que te mueres si te cierran un bar; Bilbao dile a tu ría que cuando se le pase el berrinche, volveré a caminarla y dejaré que me acaricie.
Bilbao, sigue lloviéndome.