La novela policiaca ─también llamada novela detectivesca─ es una obra de ficción que tiene como motivo principal el asesinato, cuyo propósito es distraer al lector y mantenerlo en vilo desde la primera a la última página. El personaje principal es un detective o un policía que investiga el caso, provisto de paciencia, intuición y sentido común para avanzar progresivamente en la investigación, con objeto de mantener la intriga hasta el final. Goza de gran popularidad porque su argumento está organizada alrededor del mal, cualidad que atrae al ser humano, quizá por estar arraigada en su propia naturaleza.


Aunque hay algún precedente, fueron el norteamericano Allan Poe (1809-1849) y el francés Émile Gabariau (1832-1873) los pioneros que iniciaron el género y abrieron el camino a la formación de la escuela inglesa, con Conan Doyle (1859-1930) a la cabeza, creador de “Sherlock Holmes” ─el detective de ficción más célebre de todos los tiempos─, a quien siguió Agatha Christie (1890-1976), la prolífica escritora que elevó a la categoría de arte el método deductivo aplicado por su no menos famoso “Hércules Poirot”.

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