La obra de Francisco Javier Irazoki avanza tan esencial como las gotas de un perfume exclusivo. Aun así, el poeta navarro afincado en París ha aparecido en una nueva publicación editada este año por Hiperión. Según el responsable de la editorial e introductor de dicha antología, Jesús Munarriz, "se trata de poetas con criterios y opciones propias, individuales, diferentes, que han construido mundos estéticos a partir de decisiones y evoluciones personales y de la elección de maestros, españoles y universales, afines a sus diversos caracteres y planteamientos, a sus visiones del mundo y de la poesía".
Como escritor, sus primeros poemarios editados fueron Árgoma (Estella, 1980) y Cielos segados (Universidad del País Vasco; Leioa, 1992), que incluía los tres volúmenes de versos escritos hasta esa fecha: Árgoma (1976-1980), Desiertos para Hades (1982-1988) y La miniatura infinita (1989-1990). Más tarde, Irazoki publicaría Notas del camino (Javier Arbilla Editor; Pamplona, 2002, con fotografías de Antonio Arenal), el libro de poemas en prosa Los hombres intermitentes (Hiperión; Madrid, 2006) y La nota rota (Hiperión; Madrid, 2009), cincuenta semblanzas de músicos de épocas muy variadas. La Asociación de Escritores Extremeños y la Junta de Extremadura editaron en 2010 dos antologías-plaquettes de Irazoki.