Con motivo de la aparición del último libro de Juan Bas, En mi furor interno, han aparecido entrevistas hoy en los medios. En concreto, en El Correo.
Parece que está de moda ser inculto. No sólo la gente no intenta disimularlo, o corregirlo, sino que incluso «se jacta de su ignorancia». Es una de las conclusiones que se desprenden del libro 'En mi furor interno y otros jocosos surrealismo semánticos' (Alberdania), el último trabajo del bilbaíno Juan Bas. Se trata de un compendio de deslices lingüísticos que ha ido recopilando durante años. «Suelo poner la oreja para escuchar fragmentos de conversaciones ajenas en los más diversos lugares», confiesa. «Se oyen cosas alucinantes. Pero más asombroso es cómo se dicen y los surrealismos semánticos en que se incurre».
Uno de los lugares que más juego le ha dado ha sido el Mercado de la Ribera de Bilbao, en el que ha escuchado perlas como que «el caviar está hecho con huevas de centurión (en lugar de esturión). Es una genialidad. Por eso es tan caro, porque sólo hay dos por cabeza», apostilla. También ha recurrido a «regalos» que le han hecho amigos y conocidos, en parte a través de las redes sociales, donde constató que «a la gente le hacía mucha gracia» este tema. Y decidió recogerlos todos en una especie de «metaensayo» en el que comenta con mucha acidez y «mala leche» muchos de los casos con los que se ha topado e incluso añade fragmentos de ficción.
El origen de la generalización de estos dislates semánticos, cree Bas, está en que cada vez se leen menos textos con «solvencia literaria y profundidad». «La principal relación (de la gente) con la palabra escrita son los jeroglíficos de los mensajes de los teléfonos móviles, exentos de ortografía y sintaxis», denuncia. «Al no contar con otras referencias, se reproducen por escrito los mismos desatinos lingüísticos que se dicen de palabra».También culpa de la degeneración del lenguaje a la televisión. «Los mayores palos se oyen en los programas del corazón, ese submundo de putas, proxenetas y canallas en donde se dicen las mayores barbaridades». Aunque tampoco se salvan personajes a los que se supone más leídos, como el mismo presidente del Gobierno. «La utilización de 'preveer' se la he oído decir en el mismo día a Zapatero y a Buenfuente. Me pregunto cómo lo conjugarán. ¿'Preveeían'?», cuestiona.
Bas se muestra resignado en cuanto al futuro. «Los errores gramaticales están en el aire como virus, buscan el contagio. Muchos acabarán siendo aceptados como correctos». Dentro de unos años, a nadie le dejará 'perpléjico' que, después de comer, nos entre 'morriña'. Nos creeremos a pies 'puntillas' este tipo de incorrecciones. Nadie las repetirá con 'rintintín'. (El Correo).
En Deia: El escritor bilbaino Juan Bas ha recogido en un libro los "surrealismos semánticos" que viene cosechando desde hace tiempo. En mi furor interno (Alberdania) se presenta como un trabajo humorístico, un "libro de metaensayo", como lo define el propio Bas, un compendio de palos al castellano recogidos aquí y allá, a los que el autor ha sumado comentarios y anécdotas jugosas. "El material lo he ido recogiendo poco a poco, escuchando conversaciones ajenas o viendo la televisión; también me ha ayudado gente próxima a mí, aportándome frases curiosas", apuntaba Bas ayer, en rueda de prensa. Uno de los lugares en los que ha recopilado algunas de estas curiosas perlas es el mercado de La Ribera (Bilbao), donde ha recolectado frases como "el caviar está hecho con huevas de centurión" -en vez de esturión-. De todos modos, el escritor aseguraba ayer que "los mayores palos al lenguaje se oyen en los programas del corazón de las televisiones, ese submundo de putas, proxenetas y canallas en donde se dicen barbaridades". Bas ha dotado a estos dislates de comentarios "ácidos, sazonados con un poco de mala leche", y en la cita de ayer no dudó en cargar contra esta mala costumbre que, a su juicio, se está extendiendo de forma irremisible: "Los disparates semánticos son cada vez más frecuentes en la medida que la principal relación de la gente con la palabra escrita es a través de los mensajes de los teléfonos móviles, una especie de lenguaje parahumano exento de ortografía y sintaxis. Otro tanto pasa con las redes sociales, que animan a la gente a escribir más, pero, al no contar con referencias por falta de la lectura de libros, se reproducen por escrito los mismos desatinos lingüísticos que se dicen de palabra". "De este modo, los errores gramaticales tienden a popularizarse y darse por correctos", señalaba. En este sentido apuntaba que un error cada vez más extendido se produce con el verbo prever, sobre el que dijo que "lo de preveer se lo he oído decir en el mismo día a Rodríguez Zapatero y a Buenafuente". Bas apuesta por una medicina simple para que este tipo de desatinos remita: "Leer literatura de calidad".
El escritor anunció también que en breve la editorial Alberdania elaborará una biblioteca digital con ocho títulos suyos, "dándoles así una segunda vida".