Una reflexión sobre la literatura, los encuentros culturales y las conferencias al uso aparecida hoy en Deia y firmada por Jon Mujika con motivo del encuentro 'Diálogos con la Literatura' entre José Fernández de la Sota y Fermín Etxegoien.
"Venga esa mano que despeine tristezas y alborote melancolías! Escribo en una tarde de lluvia y un punto asombrado por lo ocurrido en la apertura de una nueva edición de Diálogos con la literatura, el programa de encuentros literarios que mantiene en pie la biblioteca de Bidebarrieta y que ayer descorchó su cuarto ciclo, el correspondiente al curso de 2011. La cita tenía un aparente interés: cara a cara los dos últimos premios Euskadi de literatura, el poeta José Fernández de la Sota y el novelista Fermín Etxegoien, prestos a desenfundar la palabra que, como ustedes supondrán, manejan como Billy El Niño usaba su Colt o Buffalo Bill su Winchester: con certera precisión. Moderaba sus palabras el periodista César Coca, mientras Begoña Morán, programadora del ciclo, vigilaba la escena para que todo encajase como un guante.
¿Qué pasó entonces...? Me temo que la constatación de una verdad verdadera, como se diría en un cuento infantil: las conferencias no son para media tarde. En realidad, lo que se canta es el gorigori de la fórmula, cada día menos atractiva para una sociedad interactiva, presta a tomar parte, a participar, a que se escuche su voz. Podrá decirse que lo mismo ocurre con este artículo -o con la inmensa mayoría de los artículos que aparecen en la inmensa mayoría de los periódicos...-, que es carne de cañón. Es cierto, pero hoy no hablamos del papel impreso sino de la fórmula de la charla. Ha entrado en barrena y, salvo raras excepciones, no hay más que un puñado de brillantes oradores que la sujetan. Es la era audiovisual, la edad de las pantallas que menosprecia el contacto cercano, ese estar a pocos metros de la persona admirada. ¿Para qué, si todo está al alcance de un clic?"
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