En el marco de las Jornadas del Autor de 2020, se han programado tres talleres formativos para escritores basados en la creación y promoción de obras.
Estos talleres han tenido formato digital y han sido gratuitos para los autores, gracias al patrocinio de Cedro.
El jueves y viernes de la semana pasada se desarrolló el último de estos talleres.
En esta ocación Luis Ángel Ramírez, socio fundador de Kubelik Films y de Imval Producciones y miembro de la Academia de la Cinematografía de España, impartió un taller a doble sesión sobre pitching, el arte de presentar una obra o un proyecto audiovisual sobre una historia literaria.
A continuación desglosamos las principales conclusiones de dicho taller:
Las obras literarias pueden tener un valor añadido adaptándolas a contenido audiovisual. Se trata de un producto cada vez más demandado. Los productores audiovisuales buscan crecientemente adaptaciones de novelas, porque son propuestas ya lanzadas al mercado y probadas, que tienen sus seguidores y sus factores de éxito claros y, por tanto, el riesgo es menor. El 8% del material que se trabaja en el mercado audiovisual estadounidense son adaptaciones literarias, remakes, secuelas o precuelas.
En general, se buscan contenidos genuinos, universos y personajes únicos e interesantes, situaciones cercanas y más locales que conectan con temáticas y valores universales.
El pitching es herramienta para comunicar de forma breve y clara nuestros proyectos. Con el pitch se busca impactar y conseguir un nuevo encuentro más personal para aportar más información sobre dicho proyecto.
A la hora de preparar un pitch, además de fijar el objetivo de nuestra comunicación, debemos jerarquizar la información y estructurarla. Para ello es importante definir el qué, el cómo, a quién, dónde, por qué y cuándo. Es muy interesante también hacer un análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) del proyecto en cuestión.
En cuanto a la estructura del pitch, primero nos damos a conocer como autores, vendiéndonos como marca, poniendo de manifiesto lo que nos distingue y nos hace diferentes; después hablamos del proyecto (es una historia de trama o de personajes, qué universos toca, que posibilidades tiene, qué adaptación a diversos idiomas, cuál es el horizonte temporal del proyecto, etc...) y, por último, dejamos claro qué queremos (financiación, adaptación del libro al mundo audiovisual, etc). Es muy conveniente que la presentación incluya ganchos emocionales, elementos afectivos que nos ligan a esa historia o a ese proyecto.
En el contexto actual, los escritores han de ser conscientes de que cada vez es más importante que socialicen su actividad.