Un mundo, una atmósfera se presenta en la Librería Cámara el próximo 12 de junio
Tras varios poemarios publicados en diversos medios electrónicos especializados en literatura, y sus ya dos libros publicados, el escritor bilbaíno Enrique Arias Beaskoetxea, publica ahora un nuevo poemario con ediciones Ruser.
Un mundo, una atmósfera, se presenta el próximo miércoles 12 de junio a las 19:30 horas en la Librería Cámara de Bilbao (Euskalduna Kalea, 6) en un acto acompañado del sociólogo y profesor universitario, Imanol Zubero.
Sinopsis:
La construcción del poemario parte de la respuesta que dio Anaïs Nin a la pregunta de “¿por qué escribe usted?”. Ella respondió: “Creo que uno escribe porque necesita crear un mundo en el que poder vivir”. Y en ese mundo propio, dice la autora, se ha de crear un clima, una atmósfera, un mundo que es una creación subjetiva del artista.
El poemario se divide en dos partes.
Por una parte, una atmósfera donde los poemas recrean la percepción de la bruma, el viento, el sirimiri, etc. no tanto como fenómenos atmos-féricos sino como elementos de la contemplación subjetiva del autor. Y por otra parte, un mundo, tanto o más subjetivo, donde los poemas tratan no tanto de los elementos -arte, sombra, expresión, etc.- como de la interpretación de ese mundo particular donde se desarrolla el curso de la vida.
Será la visión poética sobre estos dos elementos, mundo y atmósfera, la que determinará los componentes del territorio creado. Añade Anaïs Nin: “Escribimos para poder trascender nuestra vida, para llegar más allá de ella. Escribimos para aprender a hablar con los otros, para registrar el viaje a través del laberinto...”.
La escritura, aunque parta de ese aislamiento en el mundo propio, se dirige hacia el otro. Registro en cuaderno de bitácora con un afán comunicable.
El poemario se divide en dos partes.
Por una parte, una atmósfera donde los poemas recrean la percepción de la bruma, el viento, el sirimiri, etc. no tanto como fenómenos atmos-féricos sino como elementos de la contemplación subjetiva del autor. Y por otra parte, un mundo, tanto o más subjetivo, donde los poemas tratan no tanto de los elementos -arte, sombra, expresión, etc.- como de la interpretación de ese mundo particular donde se desarrolla el curso de la vida.
Será la visión poética sobre estos dos elementos, mundo y atmósfera, la que determinará los componentes del territorio creado. Añade Anaïs Nin: “Escribimos para poder trascender nuestra vida, para llegar más allá de ella. Escribimos para aprender a hablar con los otros, para registrar el viaje a través del laberinto...”.
La escritura, aunque parta de ese aislamiento en el mundo propio, se dirige hacia el otro. Registro en cuaderno de bitácora con un afán comunicable.