La autora vitoriana narra en su primera novela una historia familiar
Cristina Romea acaba de publicar Pan con vino y azúcar, una visión poética y humanista sobre Peñalcázar, localidad de origen de los abuelos de Mónica, protagonista de la historia.
Influenciada por las anécdotas de sus abuelos, Romea quiso crear una historia familiar, no real, en la que la protagonista quedara marcada por los estados emocionales de sus antepasados, obligándola a pasar por un proceso de superación personal. “Desde pequeña me gustaba escuchar las historias que me contaban sobre la vida de antaño. Cómo mis abuelos crecieron y sobrevivieron dentro de unas circunstancias rodeadas de carencia y miseria debido a las consecuencias de la Guerra Civil Española y la posguerra. Con el paso del tiempo fui tomando conciencia de que aquellas anécdotas que me contaban, no podían quedar en simples historias narradas al refugio del fuego en el frío invierno. Aquellas historias condicionaron los caracteres de mis abuelos y su forma de percibir el mundo", desvela la autora.
Como ella misma explica en el libro, la labor de documentación realizada ha sido exhaustiva, bebiendo de diferentes fuentes a la hora de recopilar datos. Sobre todo ello Cristina Romea da puntual cuenta en su blog.
La obra está disponible tanto en formato digital como impreso en Amazon.
Sinopsis
Mónica es una joven de 26 años que en 1997 acude por primera vez a la consulta terapéutica del doctor Lluc.
Desde hace seis meses dejó su ciudad natal, Zaragoza, para trabajar con su amiga Sonia en Barcelona. El hecho de alejarse de sus padres, en especial de su madre con tendencia depresiva, le causó su primer episodio de ansiedad.
En su terapia, Mónica nos irá desvelando su historia familiar acercándonos a la vida de sus abuelos maternos. Sus costumbres y forma de ser, influenciados por una época de guerra y posguerra en zona rural fronteriza entre Castilla y Aragón, formaron su percepción carencial ante la vida. Las experiencias de sus abuelos marcaron el crecimiento de las siguientes generaciones, condicionando el presente emocional de Mónica.
¿Logrará la protagonista romper con el eslabón familiar?