Encuentro poético en Estella dedicado a María de Maeztu. Participó en él nuestra compañera Fátima Frutos. La noticia aparecía ayer en el Diario de Navarra:
"Soy feminista. Me avergonzaría de no serlo porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona en la obra total de la cultura". En 1925 María de Maeztu y Whitney pronunció estas palabras que hoy suenan adelantadas a su tiempo, pero que entonces lo eran aún más. Mujer en una familia con otros miembros ilustres, Ramiro y Gustavo de Maeztu, la percepción de su figura quedó empañada por la fama de sus hermanos.
Para llenar este hueco de la memoria colectiva de Estella el Área de Igualdad y Mujer del Ayuntamiento de Estella y la Asamblea de Mujeres organizaron ayer un homenaje a una mujer cuyo mérito profesional más reconocido fue su aportación a la pedagogía. Sin embargo, la ciudad tiene hacia ella un motivo más concreto y cercano para el agradecimiento: el haber sido la artífice de que los cuadros del pintor pertenezcan hoy a Estella
Cuatro poetas y escritoras navarras, Maite Pérez Larumbe, Marina Aoiz, Fátima Frutos y Carmen Puerta, brindaron al público una obra personal dedicada a María de Maeztu. Semblanzas, versos y composiciones que desvelaron el carácter de una mujer singular que eligió Estella como el lugar donde se afincarían su hermano Gustavo y su madre Juana.
Un suceso aparentemente adverso como la quiebra de los negocios familiares convirtió a María de Maeztu, nacida en Bilbao en 1881, en una luchadora tenaz. "Si no nos hubiésemos arruinado sólo habría sido una señorita inútil". María José Lastagaray, que junto con Almudena de Maeztu acudió al acto para representar a la familia repitió esta descriptiva frase pronunciada por su tía abuela.
Todavía en Bilbao, la necesidad de ganarse el sustento llevó a María de Maeztu a colaborar con su madre para abrir una residencia de señoritas. Este fue el primer paso antes de abrir la Residencia Femenina en Madrid en 1926, en colaboración con la Institución Libre de Enseñanza (ILE). La muerte de su hermano, el pintor Gustavo de Maeztu en la Guerra Civil marcó otro punto de inflexión. Pero lo superó y en el año 1937 se trasladó a Buenos Aires, donde fijó su residencia y donde obtuvo la cátedra de Educación para la Historia. También fue nombrada doctora honoris causa por distintas universidades del mundo. Al morir en 1948 su cadáver fue repatriado al mausoleo familiar de Estella.
Un deseo cumplido
La familia de Maeztu, que recientemente fue invitada a Estella con motivo de la colocación de una placa que recuerda el lugar donde vivió el pintor al que la ciudad dedicó su primer museo, recalcó que precisamente fue María de Maeztu la artífice de que los fondos del artista se donasen al Ayuntamiento de Estella.
"El deseo de Gustavo era ese, pero fue María la que se encargó de los trámites, la que estuvo atenta a realizar todas las gestiones. A ella le debemos que los cuadros estén hoy aquí", indicó María José Lastagaray. El agradecimiento de la ciudad quedó también patente con la participación en los actos de la alcaldesa, Begoña Ganuza, el edil de Cultura, Félix Alfaro, el concejal socialista José Ángel Izcue y la directora del Museo Gustavo de Maeztu, Camino Paredes.
Nota: En la foto del diario aparecen de izquierda a derecha Luisa Fernanda Ibáñez Landa, María José Lastagaray, Fátima Frutos, Maite Pérez Larumbe, Marina Aoiz y Almudena de Maeztu.