Aparecido en ADN, con motivo de la publicación de La flor del Norte (Planeta):
"No sabemos cómo sonaba su voz. Sólo habla dos veces: cuando elige a Felipe como su marido y cuando le pide una iglesia para San Olav. Lo que más me ha fascinado es el proceso de crear esa voz".
La voz de la que Espido Freire habla es la de la princesa Cristina de Noruega. Desconocida, misteriosa, nostálgica, "desconcertante" e infravalorada en su tiempo y por la historia. La escritora ganadora del Planeta en 1999 con Melocotones helados y columnista de ADN incurre en la novela histórica para darle vida en La flor del norte (Planeta), que presentó el miércoles en Covarrubias, donde descansa la princesa.
Cristina de Noruega, conocida como la extranjera, el regalo dorado o la pobre doña Cristina, fue la mujer del infante Felipe de Castilla (hermano de Alfonso X el Sabio) e hija del rey Haakon IV.Abandonó el mar, el frío y la nieve de su tierra para ir a Castilla. Aunque todo apuntaba a que sería reina "al final tuvo que conformarse con un segundón [uno de los hermanos del rey]", explicó Freire.
Tras viajar por Inglaterra, Francia y Aragón para desposarse, se instaló en Sevilla.
Sólo estuvo cuatro años porque murió en 1262 con 28 y bajo causas misteriosas. Se habla de nostalgia, enfermedad o envenenamiento.
Y hasta aquí los datos sobre Cristina, últimamente en boga editorial. "Cuando la descubro tenemos más o menos la misma edad y me fascinó que no se supiera nada de su vida", cuenta Espido Freire, quien se encontró con la princesa vikinga gracias a un recorte de un periódico de los años 70 que le envió un amigo a Noruega, donde se instaló tras ganar el Planeta.