Como confío en usted
señora
de tan atenta como ha estado siempre
a mis idas y venidas
a mis alertas
a esas fracciones de universo que suelen escapárseme
de entre los dedos
a esos versos que van sin membrete
a esos ocho cuartos de hora

y como habré de confiar
si usted me lo permite

de tan atento como quiero permanecer
a sus idas y venidas
a sus puertas
a la volubilidad innata de sus actos y escarpes y dimes y diretes
ahora que los tenemos
y luego que los tendremos

porque confiar en usted
señora
es mucho más que controlar mi cerebro
cuando le navega los pliegues anhelados de venus
es si me permite la expresión
entregarme al marte del destino
sin preocuparme en el viaje no más
que de sentir el arrimo del suyo
su destino
confiando ciegamente en el mío.