Me quedo mirando a esa mujer, tocada ahora con un parche que le da un aire corsario, su pelo corto y rubio y una sonrisa no forzada en la cara.
Y se me cae la parte de la tostada mojada en el café. Será por la admiración. Mantiene la belleza que la fatalidad no ha podido doblegar. Más de cien puntadas en su cara, cráneo fracturado y una lucha sin cuartel para salvar la vida. Dice haber ganado la carrera más importante de su vida, ya que ha vuelto a nacer. Maria de Villota subiría de nuevo a un Fórmula 1, pero toma la pérdida de su ojo como un guiño, como algo que sucedió por alguna razón. Intuye que la vida le depara algo mejor En el reparto de cartas, la primera para María ha sido un cuatro, pero no se resigna a unos pobres pares o a unas improbables medias. Mucho menos aún lo reserva para chica. María sabe que vendrán un siete y dos figuras. Porque María nos recuerda a todos que el mayor coraje siempre tuvo nombre de mujer.